Recientemente
un periódico de circulación internacional como lo es The Wall Street Journal se atrevió a publicar en su versión digital,
el escándalo en la comunidad internacional en la que se vio envuelta la
Republica Dominicana de que
supuestamente un senador dominicano y altos mandos militares habían recibido un soborno por la compra de aviones
de la empresa brasileña Embraer, para
la venta de ocho aviones Súper Tucano por una suma de 92 millones de dólares a
este país caribeño.
La supuesta demanda alega que los ejecutivos de ventas de Embraer, una de las compañías de más alto nivel de Brasil, y el tercer fabricante de aviones comerciales del mundo, acordaron pagar un soborno 3,5 millones de dólares a un coronel de la Fuerza Aérea Dominicana retirado, que luego se inclinó hacia los legisladores para la aprobación del acuerdo.
“El
coronel no tiene quien le escriba” de Gabriel García Márquez, es el relato de una perfección transparente y de un tono realista, que trata de un coronel combatiente que
desde que termino la última guerra civil
en Colombia, se acogió a la esperanza de
recibir una promesa del estado
colombiano; “una pensión”.
Su
vida en medio de la indigencia domestica y la resignación; digno, del
héroe que semana tras semana, durante 56
años no había hecho otra cosa que
esperar todos los viernes una carta del gobierno en el correo; carta que nunca
recibió.
En la mayoría de los casos la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, hoy Ministerio de Defensa, es la última opción de los ciudadanos dominicano; todo aquel que no quiere estudiar, que no tenga un modo de sustento económico, o aquellos que les entregan mujeres porque las han embarazado, acuden a estos cuerpos castrenses parta salir del paso; en pocas palabras se insertan a las filas, no por vocación sino por necesidad, aspirando a una pensión segura dentro de 24 años; como se expresan los viejos “ Si no vas a estudiar te voy a enganchar a la guardia” por citar algunas frases vividas.
Lo lindo del caso es que desgraciadamente el narcotráfico le oferta a estos altos oficiales en una noche o en una hora, la cantidad de dinero que en 30 años el estado no le facilita, dinero que muchos oficiales aceptan, pensando en construir y tener una vivienda propia, ya que el estado no se las facilita; enviar a sus hijos a buenos colegios, porque el estado no se los garantiza entre otras cosas en las que se ven en tentaciones estos oficiales que tienen bajo su consigna militar “ Todo por la Patria”.
Que los miembros de los
distintos cuerpos armados puedan tener por lo menos un buen acceso a la salud,
garantizarle un techo digno de vivir, crearles las condiciones a sus hijos de
estudios.
La supuesta demanda alega que los ejecutivos de ventas de Embraer, una de las compañías de más alto nivel de Brasil, y el tercer fabricante de aviones comerciales del mundo, acordaron pagar un soborno 3,5 millones de dólares a un coronel de la Fuerza Aérea Dominicana retirado, que luego se inclinó hacia los legisladores para la aprobación del acuerdo.
El
supuesto coronel retirado, Carlos
Piccini Núñez, que se desempeñaba como director de proyectos especiales de las
Fuerzas Armadas de República Dominicana en 2008, al momento de las
negociaciones del contrato.
El
personaje principal de esta historia es el viejo héroe revolucionario que
después de haber perdido las esperanzas del estado, las pone en un Gallo,
herencia de su hijo acuchillado por ofrecer informaciones clandestinas.
La
realidad se suma a la Republica Dominica, donde el estado durante años ha querido combatir la delincuencia, el
narcotráfico y el crimen organizado con
policías y militares que devengan salarios de miserias; policías y militares
que carecen de facilidades para su familia; atentados ante las prebendas del
narco y el tráfico de influencia.
En la mayoría de los casos la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas, hoy Ministerio de Defensa, es la última opción de los ciudadanos dominicano; todo aquel que no quiere estudiar, que no tenga un modo de sustento económico, o aquellos que les entregan mujeres porque las han embarazado, acuden a estos cuerpos castrenses parta salir del paso; en pocas palabras se insertan a las filas, no por vocación sino por necesidad, aspirando a una pensión segura dentro de 24 años; como se expresan los viejos “ Si no vas a estudiar te voy a enganchar a la guardia” por citar algunas frases vividas.
Por
citar un ejemplo un teniente coronel del ejército u otra institución no académico en
nuestro país, devenga un sueldo de unos 20 mil pesos
limpios, que aparte de los descuentos, le queda
aproximadamente 14 mil pesos, y para llegar a ese rango según el librito
militar o policial debe de esperar 30 años
que en la mayoría de los casos cuando no hay influencia, en llave o
padrinos políticos saben durar más de lo
establecido en los lineamientos institucionales.
Lo lindo del caso es que desgraciadamente el narcotráfico le oferta a estos altos oficiales en una noche o en una hora, la cantidad de dinero que en 30 años el estado no le facilita, dinero que muchos oficiales aceptan, pensando en construir y tener una vivienda propia, ya que el estado no se las facilita; enviar a sus hijos a buenos colegios, porque el estado no se los garantiza entre otras cosas en las que se ven en tentaciones estos oficiales que tienen bajo su consigna militar “ Todo por la Patria”.
La
gente habla de Los Estados Unidos de Norteamérica; en mi opinión soy de los que
cree que en esta nación los que ingresan
a las filas armadas lo hacen por vocación, no por hambre y por pensión; en EE.UU los militares tienen garantizados
viviendas, educación para sus hijos, salud y medicina para sus familiares pero sobre todo son caracterizados como
héroes.
Con
estos planteamientos no estoy justificando que el hecho de que un oficial no tenga las condiciones de vidas optimas para él y su familia por culpa del
Estado, no tiene que arrodillársele a los
sectores del narcotráfico, crimen organizado sobornos y demás, pero, si los
grandes, quienes dirigen nuestros cuerpos castrenses, los que son los
responsables de defender la soberanía nacional, se ven involucrados en escándalos
de corrupción, que no hará el pequeño, el militar de a pie como dicen en la expresión
popular.
En
mi opinión le recomendaría a los gobiernos que están y vendrán, que fortalezcan sus fuerzas
armadas; que designen una buena partida presupuestaria para los militares y policías que son los
encargados de la seguridad nacional; que sus miembros puedan tener un salario
que por lo menos pueda abastecer el costo de la canasta familiar que sobrepasa
los 20 mil pesos.
A los organismos de
inteligencia del estado les insto investigar y depurar a quienes se presenten
como nuevos aspirantes a ingresar a las filas; crear comisiones que investiguen
la vida de esas personas en sus respectiva comunidades; ingresar a jóvenes con
talentos y un buen perfil ciudadano para asi ir limpiando con el tiempo las
malas practica en las instituciones de seguridad.
Es necesario crear las condiciones al a tal
punto que ser militar en nuestro país sea un
honra y un orgullo nacional
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