domingo, 12 de abril de 2015

Opinion: Ante una desconsideración exigimos un desagravio‏

Por Benny Rodríguez.-
El grupo Ramos, hace poco invitó a los periodistas a un almuerzo para compartir su visión empresarial, lo mismo hizo el presidente de la República, pero con los ejecutivos de los medios nacionales de comunicación. Sigues buscando y te encuentras que políticos, empresarios, legisladores, autoridades de cuando en vez invitan a la prensa a encuentros.


Yéndonos al plano local, en diciembre pasado el honorable alcalde del municipio Santa Cruz de Barahona invitó a la prensa a su residencia en donde no solo compartimos una comida, sino que, hubo tragos y hasta algunos cantaron y se embriagaron.



Ege-Haina hizo lo propio, pero a principio de marzo pasado porque quería que los periodistas vayamos hasta su empresa para que observemos el proceso de producción de energía, sobre todo, explicarnos que ellos no producen contaminación al ambiente, al menos su impacto es mínimo, eso nos dijeron.


El pasado jueves Khoury Industrial, que cada año lo hace, hizo un agasajo a la prensa local, en donde el señor Sadala Khoury, que es su presidente, compartió una comida con los invitados e invitadas. No fuimos complacientes para nada.


Las preguntas no se hicieron esperar, todas cuestionadoras y él las respondió, aunque muchos, como es natural, sobre todo, periodista que sabemos lo que tenemos entre manos y que no fuimos por el almuerzo, nos surgió la duda.


Ese encuentro sirvió para que algunos, que no me atrevo a llamarlos colegas, porque sencillamente no lo son, pretendan ensuciar nombres bien ganados y que hemos hecho del ejercicio periodístico una vocación para el servicio de la comunidad más no para chantajear a cambio de dinero como reciente ocurrió con uno que lo callaron y cesó sus ataques a través de las redes sociales. No me lo pidan porque no diré su nombre.


No estamos guapos ni incómodos porque nos cuestionen, los hombres públicos estamos siempre prestos para que eso ocurra, pero debe hacerse con el debido respeto, con la altura necesaria para que la discusión sirva como insumo para el debate civilizado y que en realidad aporte a lo que queremos “mejore”.

A los dos personajes, que no voy a mencionar sus nombres, porque sería otra ofensa, que nos han tildado (a los periodistas y comunicadores) de limosneros y que nos vendemos en el mercado de pulgas, deben, están en el deber, están en la obligación de disculparse y le exigimos un desagravio público.  

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